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Real Zaragoza 1-0 Leganés: Tres puntos de vida

Los fichajes blanquillos demuestran su valor y cambiar la cara a un Zaragoza que no se da por vencido. El Leganés planta un muro que solo Ángel puede derribar

Ángel celebró con furia su cuarto gol en cuatro partidos con Carreras (foto vía www.laliga.es)
El Real Zaragoza no se resigna a perder el tren del ascenso y todavía no ha dicho su última palabra. Los de Carreras han hecho su mejor partido desde la llegada del técnico catalán y parece que las nuevas incorporaciones respiran el mismo fútbol que su dirección. Enfrente tuvieron un Leganés que demostró por qué es el equipo menos goleado. Asier Garitano plantó su muro con tres centrales y, cuando se sobrepasaba, Serrantes se hizo enorme incluso deteniendo un penalti. Solo Ángel consiguió encontrar una brecha para encender la luz.

Carreras siguió su revolución y la transformación del equipo dando entrada a cinco de los seis fichajes, cuatro de ellos debutantes con la blanquilla: Javi Ros, Lanzarote, Culio y Guitián, además de Cabrera y Erik Morán que volvían de sanción. Por su parte, Garitano contaba con la baja de una de sus piezas clave, Bustinza, y dejó en el banco a Szymanowski, recientemente nombrado mejor jugador de enero en la Liga Adelante.

El Leganés arrancó el partido mejor plantado sobre el terreno de juego, con esos tres centrales, Víctor Díaz, Mantovani y Pablo Insua,  comandando el sistema de Garitano con la dirección de Jorge Miramón. Tres saques de esquina en diez minutos daban fe del buen arranque pepinero. Pero tan pronto como el crono pasó a los dos dígitos, el balón pasó a dominio blanquillo. Erik Morán se instaló en el pivote, Ros ganó terreno, Culio puso el carácter y Pedro y Lanza la circulación de balón. El primero en intentarlo fue Ángel recibiendo en la frontal un magnífico pase en largo al delantero canario, pero su disparo se marchó alto. El segundo fue Cabrera quien remató de cabeza en el área obligando a Serrantes a lucirse junto al palo. Erik Morán tuvo también el gol con un disparo de 30 metros aparentemente sin peligro pero que el bote en área pequeño complicó el despeje al portero visitante. Responderían los de Garitano con una contra finalizaba por Miramón y un remate de Gabriel atajado por Manu Herrera.

El Real Zaragoza dejaba buena sensación sobre el verde, cada día en peor estado, del municipal zaragozano, pero le faltaba concretar sus ataques. Tras el paso por vestuarios y el primer remate alto de Víctor Díaz, Culio sumó a su intensidad en el centro con la creación de jugadas, uniendo centro del campo y ataque. El argentino realizó un trabajo fundamental en el juego propuesto por Carreras y respondió a la perfección. Fue el propio Culio quien forzó un penalti de Mantovani por un golpe en la pierna de apoyo dentro del área, pero Serrantes se lució para detener el lanzamiento de Ángel.

El penalti no sirvió solo para que el Zaragoza continuara con más convicción su progresión ofensiva, sino que la afición guió  a su equipo a un nuevo triunfo. Clave en ese proceso fue la aportación desde el banquillo, una de las principales armas del equipo aragonés desde la llegada de Carreras y que Popovic inutilizaba. Sergio Gil e Hinestroza dieron aire fresco al centro del campo maño. El extremo colombiano fabricó la jugada del gol zaragocista por la banda izquierda. Un centro a la frontal del área pequeña que superó a Serrantes y que Ángel, adelantándose a Insua, empujó al fondo de la red. Es el cuarto gol en cuatro partidos con Carreras del delantero tinerfeño, que firma así su mejor racha goleadora de su carrera deportiva.

El cuadro de Garitano se fue a por el empate a base de balones largos buscando los huecos que cerraban Cabrera, Guitián (muy seguro en su debut) y Mario. Pero en una jugada a balón parado, Mantovani detuvo por unos instantes la respiración de la Romareda, pero Pedro sacó sobre la misma línea de gol un balón que ya se intuía como el empate a uno con Manu Herrera batido. Los tres puntos estaban destinados a quedarse en la capital del Ebro y así cumplirían los dioses del destino. 

Tres puntos de aire, de vida, para un Real Zaragoza que sobre este partido debe basar su camino hasta junio y hacia la parte alta de la tabla. 




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