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La generación de Oro se despide de Río con un bronce (88-89)

El combinado español, abonado a la agonía y al sufrimiento, se sobrepuso a las adversidades y consiguió vencer a Australia para subir al tercer peldaño del podio olímpico. Pau Gasol realizó un formidable encuentro con 31 puntos, 11 rebotes, 2 asistencias, 1 tapón y 38 de valoración en 33 minutos

La Selección Española celebrando el bronce olímpico / Fuente: FIBA

21 de agosto de 2016. Los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro llegaban a su fin, pero a la Selección Española de Baloncesto masculina aun le quedaba la última batalla. Los hombres de Sergio Scariolo, tras caer en las semifinales ante Estados Unidos, se enfrentaban a, quizás, la mejor selección de Australia de los últimos años en la lucha por el bronce. Los aussies, mostrando un gran nivel de baloncesto colectivo, venían de caer de forma contundente por 61 a 87 ante Serbia. La lucha por el oro la protagonizarían, precisamente, Estados Unidos y Serbia.

El combinado español y, en especial, la generación de Oro quería despedirse de Río con un metal y, por ello, empezó el partido en su línea: una férrea defensa en las líneas de pase y el acierto de unos exuberantes Pau Gasol –con un portentoso mate más tiro adicional– y Nikola Mirotic –quien enchufaba un tiro desde más allá del arco–. No obstante, España volvía a repetir sus errores: no capturaba rebotes, sus jugadores exteriores no sumaban puntos y Ricky Rubio cometió su segunda falta personal. Un triple de Patrick Mills y la irrupción de Andersen en el encuentro, avisaban de que el partido acababa de empezar, y reducían la desventaja en el electrónico. El combinado español ganaba por 17-23 al final del primer cuarto gracias a Gasol (8 pts.), Mirotic (8 pts.) y a una defensa que se impuso a la ofensiva australiana.

Felipe Reyes empezó el segundo cuarto demostrando que los centímetros en la pintura no son tan importantes como se cree y, reivindicando su galardón como presidente de la ONG ‘Apadrina un rebote’, palmeó un balón para encestar la primera canasta del periodo. Sin embargo, Australia no iba a darse por vencida y los aussies volvieron a mostrar ese excelente nivel baloncestístico que hizo temblar a Francia, Serbia, Lituania y a la mismísima Estados Unidos. Los aussies apretaron en defensa, dejaron a la segunda unidad de España sin opciones ofensivas, y asombraron en ataque con unos eléctricos Dellavedova, Mills y Andersen. España necesitaba una reacción urgentemente y, por suerte, llegó de la mano de dos de sus veteranos: Felipe Reyes, quien encestaba un triple, y Juan Carlos Navarro, quien culminaba un contraataque que forzaba un tiempo muerto de Australia. No obstante, la ofensiva española no se vio afectada por este parón y siguió aumentando su renta hasta los 12 puntos (28-40) con un triple de Claver y los puntos en la pintura de Gasol. Y se repitieron los fallos de la ÑBA: faltaba intensidad defensiva y, sobre todo, faltaba cerrar el rebote. El resultado fue un parcial de 10-0 favorable a Australia que les situaba a tan solo 2 puntos de desventaja al descanso (38-40). Restaban veinte minutos de juego y toda una contienda por delante.

Pau Gasol, soñando con conseguir su tercera medalla olímpica, fue el encargado de abrir el tercer periodo. Mills y Dellavedova no se achacaron y contestaron rápidamente para otorgarle la primera ventaja del encuentro (43-42) al combinado de Oceanía. España estaba en apuros y necesitaba una rápida reacción que vino a manos de un 2+1 de Ricky Rubio; no obstante, Mills no se dejó intimidar por el talento del base de El Masnou y se echó el equipo a sus espaldas para dar una clase de talento y puro baloncesto. Mills, actual base de los Spurs, hizo de las suyas y aportó hasta 13 puntos en diez minutos. Australia estaba dominando el electrónico, pero los árbitros les señalaron una falta técnica y una antideportiva que benefició al equipo español (52-52). España acusaba la falta de anotación de sus exteriores y planteó una defensa zonal para frenar a Mills y a un renacido Motum; aunque resultó poco efectiva. Por suerte, aparecieron Pau Gasol y Rudy Fernández para darle un empujón a la ÑBA y obtener una ventaja de 3 puntos al final del cuarto (64-67).

La Selección Española estaba sacando tajada de los bloqueos y continuaciones y, conscientes de esta ventaja, Sergio Rodríguez convirtió un tiro desde más allá de 6’75, tras bloqueo de Felipe Reyes, para dar inicio a los últimos diez minutos. Sin embargo, Australia no había pronunciado su última palabra: Mills siguió sumando puntos y Motum machacaba el aro español. España, sobrepasa en todos los sentidos, empezó a verse al borde del precipicio; pero parecía que esa sensación les gustaba. La ÑBA, con el susto en el cuerpo tras ver a Nikola Mirotic tendido en el suelo y doliéndose de la rodilla, resurgió bajo la batuta del chacho Sergio Rodríguez. El encuentro estaba en un punto frenético e igualado a más no poder (79-79). Llegó el momento de los líderes: Mills y Motum por parte de los aussies, Gasol liderando a los españoles. Sergio Rodríguez pudo sentenciar el encuentro con un 2+1, pero erró el tiro libre adicional. No podía ser de otra forma: España estaba abonada al sufrimiento. Los tiros libres se sucedieron, los parciales se fueron intercambiando y una canasta de Baynes (88-87) a falta de 9.7 segundos provocó taquicardias. Pero, para alegría de los españoles, apareció el mejor chacho Rodríguez para sacar una falta personal y convertir los dos tiros desde la línea del 4’60. España estaba a 5.4 segundos de subirse al podio, España estaba a 5.4 segundos de ser bronce olímpico; pero, para ello, España tenía que hacer la mejor defensa del campeonato y de su historia. La hizo. Víctor Claver metió la mano en el punto exacto y el momento idóneo para desviar la trayectoria del balón. Bocinazo final. La Selección Española, eufórica, estalló de alegría porque acababa de ganar por 88-89 a Australia.

La victoria podría haber caído de cualquier lado, pero el baloncesto le debía una medalla a una generación de Oro que se despedía de Río con un bronce en el cuello. España, que no se había bajado del podio en una cita olímpica desde Pekín, se volvía a proclamar como una de las mayores potencias de baloncesto del planeta. La ÑBA despedía a su generación dorada, esa generación del 80 que ha revolucionado el baloncesto español, con una medalla. Pau Gasol, Juan Carlos Navarro, Felipe Reyes y José Manuel Calderón se despedían, al menos de la cita olímpica, con una sonrisa y… quién sabe si volveremos a ver a los cuatro vestidos de rojo próximamente. Una generación de Oro, que junto a otros jugadores ya indiscutibles en esta selección o las nuevas incorporaciones –Rudy Fernández, Sergio Rodríguez, Víctor Claver, Willy Hernangómez, Álex Abrines, Nikola Mirotic, Sergio Llull o Ricky Rubio– habían vuelto a hacer historia.

Una generación que lo ha dado todo y nos ha brindado alegrías durante los últimos 15 años: bronce en 2001, plata en 2003, oro en 2006, plata en 2007, plata en 2008, oro en 2009, oro en 2011, plata en 2012, bronce en 2013, oro en 2015 y, ahora, bronce en 2016.


@azaBeroy


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