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Un recital de triples permite al Obradoiro imponerse al Real Madrid (90-83)

El equipo santiagués ha dado la sorpresa en su casa tras ganar al conjunto blanco en un partido marcado por el acierto triplista del tercer cuarto. El Real Madrid solo ha conseguido dar una buena imagen en los primeros compases del encuentro y a la desesperada en los últimos minutos

Doncic ordenando el juego del Madrid en un instante del partido - Foto: ACB
Más de siete años después, el Obradoiro ha logrado derrotar en su casa al Real Madrid. Corría la temporada 2009/2010 y la plantilla de ambos equipos era radicalmente distinta a la que ostentan en esta campaña. Desde entonces, apenas en 2013 pudieron llevarse el triunfo en el Palacio de los Deportes de Madrid, siendo el resto de encuentros un cúmulo de partidos perdidos ante el conjunto blanco.

En los minutos previos al inicio del partido, nada hacía presagiar la sorpresa de la jornada que iba a producirse en el Multiusos Fontes do Sar. La afición santiaguesa era consciente del difícil partido que iba a disputarse ante el Madrid. La trayectoria del Obradoiro esta temporada es bien distinta a la que podrían imaginarse a comienzos de temporada y cada partido se convierte en una batalla por alejar los fantasmas del descenso que rondan la cabeza de muchos forofos. Sin embargo, gracias a la magia que siempre acompaña al baloncesto, la tarde en Santiago iba a terminar con un gran sabor de boca para los locales.

El encuentro comenzó con un Real Madrid muy enchufado en el tiro exterior y con una colocación táctica sobre el parqué muy acertada para realizar transiciones rápidas de ataque a defensa y viceversa. Por su parte, el Obradoiro, que acostumbra a crecerse contra rivales grandes en su casa por el calor que recibe desde las gradas, no se replegó en ningún momento y decidió jugarle al Madrid con su misma moneda. Los de Moncho Fernández agilizaron el movimiento del balón en ataque y alcanzaron los 21 puntos al final del cuarto frente a los 28 cosechados por los visitantes.

A partir del segundo cuarto, la batuta del partido la iba a llevar Obradoiro. Pepe Pozas tomó las riendas en la dirección de su equipo y permitió que sus compañeros disputasen de mejores opciones de tiro en ataque. Pozas no tuvo su día en el tiro, tal vez debido a la poca continuidad que tuvo sobre la cancha, pero sin duda supuso un revulsivo en la organización. La efectividad anotadora recayó en manos de McConnell, Whittington, Bendzius y Pustovyi, quienes de forma alterna contribuyeron para que el Obradoiro siguiese vivo en el encuentro. La actitud defensiva de los gallegos fue también clave para cerrar el grifo anotador de Llull y Carroll, así como para impedir la comodidad debajo de los tableros de Hunter y Reyes como había ocurrido al inicio del encuentro.

Las consecuencias de estos reajustes ofensivos y defensivos, sumado a las siete pérdidas del Real Madrid en el cuarto (muy por encima a su media), fueron que los blancos llegasen al descanso habiendo anotado solo 10 puntos en este segundo parcial y el electrónico reflejase un marcado más igualado: 37-38. A la vuelta de vestuarios se disputaron los mejores minutos del Obradoiro en lo que va de temporada y el punto de inflexión que supuso alcanzar la sorpresa de la jornada. Pese a los comentarios de Laso en el descanso ante los micrófonos de Movistar+ en los que abogaba por recuperar el tiro, lo que realmente ocurrió fue un recital espectacular de los santiagueses desde la línea de tres puntos.

Siete de siete en triples fue el porcentaje inmejorable de los jugadores locales ante una defensa madridista totalmente desfigurada y sin la intensidad suficiente para alcanzar al tirador y puntear su salto. Las gradas del pabellón estallaron en júbilo por el espectáculo que estaban recibiendo. No daban crédito a que su equipo posesión tras posesión finalizase su ataque con tres puntos más en el marcador. Pablo Laso se vio obligado a solicitar un tiempo muerto en el ecuador del cuarto para reajustar la mala imagen de sus jugadores. No solo eran incapaces de frenar la avalancha local, sino que en ataque protagonizaron una precipitación en el tiro poco común en el juego blanco. Sin embargo, de sobra es conocida la capacidad para reponerse a los duros momentos del Madrid y consiguieron acercarse tímidamente al marcador hasta alcanzar un 68-62 a falta de 10 minutos para el pitido final.

El último cuarto fue una montaña rusa para ambos conjuntos. Por un lado, el Madrid tuvo momentos de concentración y mesura que le permitió meter presión al Obradoiro, pero también minutos de nerviosismo al ver cómo avanzaban los minutos y no podían dar la vuelta al electrónico. Por el otro lado, los de Santiago quisieron rentabilizar el desgaste físico al que habían estado sometidos durante todo el partido y decidieron centrarse en mantener su renta. Ante las emboscadas de Hunter en la pintura y Rudy Fernández desde la cabecera, Moncho Fernández pidió tiempo muerto para modificar la táctica y volver a dominar su ataque. No iba a ser suficiente con mantener, sino que tenían que seguir luchando hasta el final.

Los últimos dos minutos se convirtieron en un auténtico pulso a dos que terminó decantándose por el lado gallego ante la frustración de los blancos (hoy de morados) que se lamentaban por la falta de presión que habían cometido en el tercer cuarto. Ahora, el Real Madrid se sitúa tercero y puede dejar el liderato en solitario al Iberostar Tenerife que mañana se enfrenta al Valencia. Por su parte, el Obradoiro continúa una jornada más en puestos de descenso, pero con esta victoria empata en victoria con Joventut y Betis, además de suponer una importante bocanada de oxígeno y moral para lo que queda de campeonato.


@GuillermoLuna96


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