Un mortal, inmortal
Rafael Nadal, desatado en 2017
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Foto: RTVE |
Cuando Rafa Nadal fichó a Carlos Moya para su equipo técnico tenía sus razones. Muchos decían que era su última maniobra, un suspiro para intentar ganar. Como si fuera un fracasado, trataban al mejor deportista español de todos los tiempos como si de moco de pavo se tratase, como un novato que acaba de empezar y no sabe ni tensar las cuerdas de la raqueta.
Ilusos, eso es lo que son todos aquellos que dieron por muerto a Nadal, los que se imaginaron que la incorporación de Moya a la camarilla del mallorquín era una mera ilusión. Solo lo hacía porque quería tener a su mentor, a su referente, por el que prefirió el tenis antes que el fútbol cerca de él. Consolándole, ayudándole a levantarse cuando decayera, cuando su vida como tenista no tuviera sentido.
Un motivo que lo ha encontrado a base de buen tenis, de recuperar su zurda magistral, esa que era capaz de tumbar a cualquiera, aquella que ganaba a Usain Bolt en una recta. Esa que tanto hizo suspirar a muchos rivales, la que todos querían tener pero solo él poseía. Nadal ha vuelto, no de cualquier manera ganando a un niño que acaba de empezar, sino a un veterano, a un ilustre del tenis, Novak Djokovic. Una leyenda derrotada por otra leyenda. Porque Rafa forma parte del Olimpo del tenis pese a que algunos se les olvide. Esos que ven al mallorquín como una vieja gloria incapaz de resurgir.
Lo ha hecho, ha convertido lo que era imposible en posible. Lo mismo le decían cuando soñaba con salir aupado de París, de Roland Garros, su torneo fetiche y por el que ya puedes hacer tus apuestas de tenis a través de 888Sport. Esa competición en la que arrasa, la que lleva su nombre. Nadal es un ejemplo de constancia, de luchar, son muchos entendidos los que a modo de alegato comparan al tenista español con Cristiano y a Federer con Messi. No porque se parezcan en su juego, practican deporte distintos. Sino en las actitudes de cada uno. Nadal es Ronaldo, dos luchadores que han conquistado el mundo no por su arte sino por su sazón. Roger es Leo por el hecho de que tienen un don, algo diferente a los demás, una cualidad que les convierte en alienigenas, en unos seres de otro mundo. Dos talentos que luchan contra dos mundanos. David versus Goliat. Y como este personaje bíblico, Nadal vuelve a ser el rey, el mortal que parecía inmortal.