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Levante 2-1 Villarreal: Noche de sueños y pesadillas en Orriols

El Levante gana un partido increíble, sin merecerlo, gracias a 5 minutos de locura y al VAR

Foto: Levante UD

LaLiga Santander-Jornada 2

Levante2
Villa-Real1
Ficha técnica
Levante: Aitor Fernández; Coke, Vezo, Postigo, Toño; Campaña, Vukcevic, Bardhi; Rochina (Hernani, 64'), Sergio León (Roger Martí, 63'), Morales (Miramón, 84').

Villarreal: Andrés Fernández; Mario Gaspar, Albiol (Trigueros, 88'), Pau Torres, Alberto Moreno; Iborra, Cazorla, Chukwueze, Moi Gómez (Ontiveros, 75'); Gerad Moreno, Ekambi (Bacca, 74').

Goles: 0-1 Gerard Moreno (3'), 1-1 Roger Martí (p) (68'), 2-1 Roger Martí (p) (73').

Incidencias: José Luis Munuera Montero (comité andaluz). Amonestó a Andrés Fernández (67'), Albiol (70'), Vukcevic (80').

Indicencias: Ciutat de Valencia (20.240 espectadores).
En un abrir y cerrar de ojos, los sistemas nerviosos de los seguidores “groguets” desplazados a la capital del Turia, entraron en shock. En sus rostros, minutos antes orgullosos y encorazados, se hizo la desolación. Como si una estrella fugaz, insurrecta con la función que el destino le ofricia, hubiese pasado, rápido, en menos de 10 minutos, sobre el Ciutat de València, cambiando la pesadilla de bando. “Caprichosa estrella, maldita suerte” pensarán esta noche algunos.

¿Quien lo diría?. Pocos podían presagiar un final tan cruel para los de Calleja después de los 45 minutos. Al conseguir el primer gol en la primera llegada, el Villarreal se lo creyó. Descubrió que el Levante aun no se había presentado en su estadio, bajo la atenta mirada de 20000 personas en las gradas. Y intentó aprovecharse. Ekambi fue un puñal que destruyó la defensa granota. Vezo solo podía intentar alargar la pierna para rozar, si quiera, un balón que excepto en la primera ocasión, donde Ekambi recibió un pase en profundidad y dejó el gol en bandeja a Gerard, Aitor, prodigioso guardameta vasco, pararía incontables veces durante la noche.  El Levante pidió la hora sin cesar de achicar agua de un barco que naufragaba a una velocidad demasiado rápida para llegar a la orilla, y nadie parecía ayudar a salvar la situación. Solo el descanso dio descanso a los aficionados levantinistas, desesperados por lo que estaban viendo.

La segunda mitad empezó sin cambios visibles en los dos conjuntos. Pero ya los primeros minutos presagiaban un nuevo partido, más competido, con el Vila-Real atrás, esperando para sacar alguna jugada rápida para Ekambi (el mejor de los amarillos sin duda), iniciada, como no, por un increíble Cazorla. El Levante salió mejor. Vukcevic se puso en modo guardián infranqueable i empezó a ser aquel jugador que tanto tiempo llevaba esperando el Levantinismo. Pero el empate no llegaba, ni se acercaba. Entro Hernani y Roger y todo cambió. Minuto 67 penalti a favor del Levante. Morales, el capitán se dispone a lanzarlo. Lo lanza y Andrés Fernández lo para. Felicidad amarilla, de instante breve. Era una pequeña mancha de color en un partido que se pondría totalmente negro. El VAR manda repetir el penalti por la colocación de Andrés, adelantado con esta nueva regla. Roger es el encargado de ejecutar y anota, aunque con suspense por la casi nueva atajada del portero. El partido continua y en la jugada posterior, acción de Campaña en la frontal del área y falta. ¿dentro o fuera? Se oye en la grada. Fuera marca el árbitro. Bardhi lanza mal, muy mal, saque de puerta. Andrés coloca el balón, lo envía a su compañero a la izquierda, Roger, más intenso que nadie en esta segunda parte, corre, Pau le devuelve el balón a Andrés que falla en el control y ahí rápido el de Torrent pone el pie, recibé la patada de Andrés y nuevo penalti y nuevo gol, otra vez Roger. 5 minutos y todo el trabajo se fue. Desapareció. Después entraron Bacca, Ontiveros y al final Trigueros y aun tuvieron – el Vila-Real – oportunidades para empatar el partido. Cazorla y Gerard Moreno sobretodo. Pero nada pudo con los 5 minutos de horror.

La pesadilla parecía de López. Una pesadilla de la que no podía despertar. Donde todos erraban sus pases. Donde nadie cubría su zona. Donde las marcas desaparecían. Pero era solo el preludio. López despertó. Como lo hicieron los jugadores granotas la segunda mitad. Y el submarino amarillo, se hundió. La pesadilla se hizo más oscura a cada palabra que Munuera Montero decía. Hoy será una noche que querrán pase deprisa, y que mañana salga el sol y puedan encontrar la recompensa merecida pronto.


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