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Real Sociedad 2-1 Mirandés: La Real golpea pero no remata

Los txuri-urdin no pudieron rematar a un Mirandés que plantó cara

Foto: Real Sociedad


Copa del Rey- Ida de semifinales

Real Sociedad2
Mirandés1
Ficha técnica
Real Sociedad: Remiro; Zaldúa, Elustondo (Guevara, 67'), Le Normand, Monreal; Zubeldia, Merino, Odegaard; Oyarzabal, Portu (Januzaj, 78'), Isak (William José, 67').

Mirandés: Limones; Alexander González, Odei, Sergio González, Kijera; Guridi, Malsa, Álvaro Rey (Íñigo Vicente, 86'), Antonio Sánhez (Álvaro Peña, 76'), Merquelanz, Matheus Aias (Marcos André, 70').

Goles: 1-0 Oyarzabal (p) (9'), 1-1 Matheus Aiás (39'), 2-1 Odegaard (42').

Árbitro: Jesús Gil Manzano (comité extremeño). Amonestó a Monreal (17'), Kijera (45+2'), Oyarzabal (48'), Zaldua (82').

Incidencias: Reale Arena.
La Real Sociedad venció al Mirandés (2-1) en el primer envite de las semifinales de la Copa del Rey. Los visitantes plantaron cara e incomodaron a un cuadro txuri-urdin que no fue capaz de sentenciar la eliminatoria.

El Mirandés salió valiente y sin complejos a por la Real. Los de Iraola salieron al ataque, mostrando ese coraje que tanto les ha caracterizado durante esta Copa del Rey. Fruto de esa valentía visitante llegó la primera ocasión del encuentro. Merquelanz culminó una contra con un buen disparo, pero Remiro logró despejar la pelota a córner. La Real no se dejó sorprender por el fuerte arranque visitante y trató de controlar el balón. En el primer acercamiento de los locales, Odei arrolló a Portu en el área y Gil Manzano señaló el punto de penalti. Oyarzábal se encargó de transformar la pena máxima y dio ventaja a su equipo a los nueve minutos.

El Mirandés, lejos de amilanarse tras el tempranero golpe, siguió presionando y agobiando la salida de balón de los locales. La Real apenas conseguía hilar buenas posesiones, lejos del dominio mostrado en sus últimos encuentros. El centro del campo burgalés estaba muy bien plantado y no dejaba combinar con fluidez al equipo donostiarra. Esa intensa presión dio sus frutos al borde del descanso.

En el 40', Malsa recuperó un balón cerca de la frontal y asistió a Matheus, que tras amagar a su defensor, la colocó junto al palo con la zurda. Saltaba la sorpresa en el Reale Arena, pero la alegría mirandesa fue efímera.

Dos minutos después, Odegaard recogió un balón en tres cuartos y condujo hasta la frontal del área. Allí, el noruego armó el disparo, pero se topó con Limones, que sacó su disparo y también el rechace de Portu. El tercer rebote le volvió a caer a Odegaard, que esta vez no falló. El tanto cayó como un jarro de agua fría para los visitantes, que vieron como en apenas dos minutos se había esfumado la igualada.

Nada más comenzar el segundo acto, los de Imanol pudieron aumentar su renta. Odegaard sacó su varita mágica y filtró un pase inverosímil para Portu, que falló en el mano a mano ante Limones. Cinco minutos después, el extremo murciano la volvió a tener en un remate acrobático que se marchó por encima del larguero.

El cuadro txuri-urdin tenía el control, pero el marcador era muy corto y el Mirandés quería el empate. A punto estuvo de lograrlo en el 61'. Merquelanz recibió un gran envío desde la derecha y embocó de primeras, pero su remate no fue bueno y se marchó fuera. El extremo cedido por la Real era un peligro constante cada vez que los visitantes lograban armar una transición ofensiva.

El reloj corría y la renta era demasiado corta para el cuadro de Imanol. Los nervios llegaron a los txuri-urdin, sabedores de la necesidad de aumentar la ventaja para viajar a Anduva. Oyarzábal probó suerte desde fuera, pero su remate con la zurda se fue fuera por poco. Ninguno de los dos equipos parecía conformarse con el resultado y ambos buscaron el gol hasta el final. La más clara del tramo final fue para los locales. Una falta botada por Odegaard fue rematada en propia meta, pero Limones salvó el gol con una gran estirada y redondeó así su gran partido.

Con este resultado, la eliminatoria viaja a Anduva más abierta de lo que se esperaba. Si la Real quiere estar en la final, deberá soportar el ambiente infernal de una afición rojilla que tratara de llevar en volandas a su equipo. La Cartuja espera.

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