Las tribulaciones de un novato en el mercado de fichajes
Cuando comenzaba la aventura del mercado de fichajes para el Depor, allá por los albores de junio, todo era incertidumbre
La fiesta dejó paso al trabajo en los despachos. Los profesionales de esto que se llama fútbol, pusieron a funcionar las calderas para conformar una plantilla que garantizase, al menos, ser competitivos en una temporada que se prevee dura y vital para el futuro del deportivismo.
Un primer análisis de la plantilla, deja una sensación agridulce. Comenzando por la destitución de Fernando Vázquez por el trasfondo de unas declaraciones, que no hicieron otra cosa que ser la gota que hizo rebosar un vaso, en las que criticaba, tal vez prematuramente, el trabajo del área deportiva del club y que, independientemente de que tuviese razón o no, no debieron producirse en la forma y modo en las que se produjeron.
Personalmente, nunca me ha gustado Vázquez como entrenador. Como persona, no tengo nada que decir de él. No lo conozco personalmente. Pero, estando de acuerdo en el fondo de la cuestión de su salida, las formas no fueron las mas adecuadas ni justas ¿Debió ser destituido antes?
La conformación de la plantilla deja la sensación de que el Depor puede ser letal, con el trabajo y el equilibrio adecuado, en la zona de tres cuartos. Jugadores como Fariña, Cuenca, Lucas Pérez, Medunjanin o Salomao - junto a Juan Dominguez - ; deberían ser garantía de peligro. De espectáculo. De fútbol ofensivo y creativo.
La mala planificación de la pretemporada, unida al casi un mes mas de competición por venir de segunda y viaje a Colombia mediante, no han ayudado demasiado para el perfecto ensamblaje de las piezas.
La mala planificación de la pretemporada, unida al casi un mes mas de competición por venir de segunda y viaje a Colombia mediante, no han ayudado demasiado para el perfecto ensamblaje de las piezas.
Cavaleiro es la gran incógnita. Pero su reciente convocatoria por aquellos que saben, de verdad, de fútbol en Portugal, parecen avalar este fichaje.
Seguían faltando efectivos defensivos, con los laterales ya cubiertos con la incorporación de Canella. Y, ahí, llegó el PRIMER GRAN ERROR de la planificación.
El Consejo de administración del Deportivo, con Tino Fernández a la cabeza, se empeñaron - y se lanzaron de cabeza -, en su bisoñez y, creo yo, con la intención de enganchar a la grada con el equipo, en hacer un fichaje de campanillas. Un fichaje que dejase una impronta especial.
Al único que, realmente, he visto mínimamente cerca, ha sido a Bojan. El único que, realmente, ha podido estar al alcance del Real Club Deportivo de La Coruña. El resto, han sido intentos vanos de fichar lo inviable, visto lo visto.
Siempre he sido de los que piensan que por los buenos, los buenos de verdad, se espera lo que haga falta.. Los jugadores de fútbol se diferencian entre los que son esperados y los que esperan la llamada de los clubes.
El Depor, como todos los equipos, puede y debe aspirar a fichar los máximo. Lo mejor que puedan. Pero se cometió el error de bulto de priorizar el jugador estrella por delante del equilibrio del equipo. Realmente, jugadores como Sidnei (este es de los que esperan la llamada de los clubes) debieron llegar antes. Las ganas de deslumbrar pudieron con el novato.
Y salieron multitud de nombres. Nombres que cumplían ese objetivo de ilusionar al deportivismo. Nombres que, a medida que se escapaban, aumentaban la ansiedad y, sobre todo, la exigencia inconsciente de la afición.
Realmente, habría que saber cuántos de esos nombres fueron ciertos. Por cuales preguntó el club. Por cuantos realmente se negoció y cuántos fueron ofrecidos y filtrados a la prensa por parte de sus representantes para conseguir mejores traspasos y mejoras de contrato de sus pupilos. Algo que, por otro lado, ha ocurrido, ocurre y ocurrirá siempre en el mundo del fútbol.
Y ahí llegó el SEGUNDO GRAN ERROR de la planificación. Todos los presidentes del mundo del fútbol quieren dejar una impronta. La huella de un gran fichaje que perdure en el tiempo. El error llegó en el momento en el que, tal vez, se debieron diferenciar esos fichajes, poniendo la maquinaria deportiva al servicio exclusivo de Víctor Fernández y sus necesidades, dedicando otros recursos a ese fichaje de campanillas. En un fichaje real y viable; y sin anteponerlo a las necesidades reales del equipo.
Ese error de bulto y de principiante, ha provocado que se llegase al último día de mercado sin haber cerrado la defensa y el equilibrio de la plantilla. Y ahí estaban Bello y Barral, viendo partidos amistosos, mientras las secretarías técnicas de los demás equipos estaban a pleno rendimiento. Ahí la secretaría técnica no actuó profesionalmente.
Tino Fernández prometió no repetir errores del pasado. Y se han cometido: Prisas... Exceso de cedidos... Filtraciones...
Y el nexo de unión entre los errores de ambas directivas está en la secretaría técnica. He de confesar que Ernesto Bello nunca fue santo de mi devoción. Y, un año mas, se ha demostrado que le viene grande el puesto de secretario técnico único del club y que la sombra de Lendoiro es alargada en el área deportiva. Y son tan evidentes sus carencias que, al final, se ha tendido que tirar de los viejos conocidos para completar la plantilla. Bello, como responsable técnico en su primera temporada con plenos poderes, debió planificar el mercado de mejor manera, anteponiendo las necesidades.
¿Se debe de abrir el debate de la figura de un director deportivo profesional? ¿Alguien con experiencia en la formación de redes de scouting? ¿Necesita el Depor un Monchi?
Las filtraciones, interesadas o no, han ayudado a un ambiente de crispación generalizado en el deportivismo, pasando de la euforia de tener al alcance de la mano, presuntamente, a delanteros como Bojan o Mitroglou, a la mas absoluta decepción de ver cómo el centro de la defensa no se cerraba. Y es ese ambiente de crispación y ansiedad el que, en mi opinión, ha mediatizado, al final del mercado, la valoración de las incorporaciones. De todas las incorporaciones.
Porque, con un poco de sentido común, si se valoran fríamente incorporaciones finales como la de Postiga o Juanfran (Sidnei es una incógnita), realmente son incorporaciones que, sin Mitroglous, Zuculinis y Bojans de por medio, hubiésemos firmado muchos deportivistas, siendo conscientes de dónde nos ha puesto la historia el día de hoy: Un equipo sobreendeudado y recién ascendido a primera.